Cuatro familias de Samaná, un municipio del Magdalena Medio caldense golpeado por el conflicto armado, pudieron encontrar alivio y respuestas a la incertidumbre que por quince años rodeó la desaparición de sus seres queridos.
Padres, hermanos, hijos y amigos de Francisco Javier Buitrago Quiceno, Pedro Pablo Molano, Salomón Galvis y Alexander Echeverry Franco, desaparecidos y privados de sus vidas en circunstancias relacionadas con el conflicto armado, les dieron digna sepultura en actos solemnes en Samaná y Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá, durante marzo y abril de 2022.
La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) en articulación con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), con el apoyo de las organizaciones de la sociedad civil Fundecos, Cedat, Equitas y Movice y el respaldo de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo y Programa de las Naciones Unidas para el Desarrolla, entregaron dignamente los cuerpos que habían sido recuperados en el Cementerio de San Agustín, de Samaná, en octubre de 2020.
Gracias a la información suministrada por los familiares, el Instituto de Medicina Legal avanzó en su identificación y en el análisis que permitió determinar las causas de sus muertes.
La primera de las cuatro entregas dignas fue la de Francisco Javier Buitrago Quiceno. Los restos que yacían en la bóveda 43 del cementerio de Samaná ahora tienen nombre, el de Francisco Javier quien fue entregado a sus padres, quienes mitigan un poco el dolor que genera la incertidumbre y persisten en la búsqueda de otros dos hijos que continúan desaparecidos por hechos vinculados con el conflicto.
La segunda entrega correspondió a Pedro Pablo Molano, un campesino desaparecido en Samaná en octubre de 2007. Antes de este hecho, él y su familia fueron víctimas de desplazamiento forzado. Su búsqueda la lideraron las mujeres de su círculo más íntimo: sus hermanas y las mamás de sus dos hijos, quienes se unieron y organizaron para encontrar la verdad sobre lo ocurrido hace 15 años.
La tercera entrega digna fue la de Salomón Galvis, desaparecido en octubre de 2007. Al igual que en el caso de Pedro Pablo Molano, su familia fue obligada a dejar su casa en la vereda El Congal, de Samaná, por causas del conflicto armado. En los quince años en que no hubo información o respuestas sobre su paradero, su esposa e hijos participaron en iniciativas de memoria e intercambio de experiencias de búsqueda de personas dadas por desaparecidas.
Durante las cuatro entregas dignas el Sistema Integral para la Paz reconoció la valentía, persistencia y dignidad de las familias, sus esfuerzos y disposición para la recolección de información, su presencia y participación en las acciones judiciales y humanitarias de recuperación de los cuerpos y todos los aportes que contribuyeron a la identificación de sus seres queridos y sus entregas dignas.
Las cuatro ceremonias, que respondieron a los requerimientos de las familias para dignificar la memoria de Francisco Javier, Pedro Pablo, Salomón y Alexander estuvieron acompañadas por encuentros previos donde se explicaron los resultados de los análisis técnico-científicos realizados a los tres cuerpos. Estos actos, además de responder a la verdad de los familiares, buscan incentivar en la sociedad colombiana la importancia de la búsqueda de las personas dadas por desaparecidas en el marco del conflicto armado. Al respecto, la Unidad de Búsqueda ha construido un universo inicial de 99.235 personas desaparecidas.
En la región del Magdalena caldense, en respuesta a la solicitud realizada por el Movice para los municipios de Victoria, Samaná y Norcasia, la JEP ordenó en septiembre de 2020 proteger cinco cementerios y en enero de 2021 el cementerio de La Dorada, donde se podrían hallar víctimas de desaparición forzada y personas desaparecidas en otras circunstancias asociadas al conflicto armado, tras analizar la información suministrada por los forenses de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP. En cumplimiento de estas medidas cautelares, la UBPD ha recuperado 24 cuerpos en el Cementerio San Agustín de Samaná, que fueron entregados a Medicina Legal entre el 26 de octubre y el 9 de noviembre de 2020 para su identificación.
Precisamente, durante la audiencia de seguimiento a las medidas cautelares, que realizó la Jurisdicción en septiembre de 2021 en ese municipio, la UBPD compartió con la comunidad y organizaciones de la sociedad civil información sobre la identificación de cinco cuerpos entre ellos los de Francisco Javier, Pedro Pablo, Salomón y Alexander.
La directora de la Unidad de Búsqueda, Luz Marina Monzón Cifuentes, está en la misma orilla y en diversos escenarios con víctimas ha reiterado la importancia de la búsqueda en conjunto para esclarecer la verdad y brindar alivio a las familias que han sufrido la desaparición forzada a causa del conflicto armado colombiano. “Buscamos con las familias, con las organizaciones, con quienes han generado conocimiento sobre la búsqueda. Es esencial esa participación porque es la forma de generar un proceso reparador. Primero recolectamos la información porque ayuda a enrutar y saber qué estrategias usar para buscar a las personas dadas por desaparecidas. Lo otro que desarrolla la Unidad de Búsqueda es el diseño de estrategias regionales que incluyan a los actores territoriales”, precisó.
Estas acciones humanitarias, junto con otra serie de relatos, cartografías, posibles puntos de disposición de cuerpos y la investigación extrajudicial hacen parte del Plan Regional de Búsqueda del Magdalena Medio caldense de la UBPD, que aborda un universo inicial de 1.091 personas desaparecidas en los municipios de Samaná, Norcasia, Victoria y La Dorada, en el periodo de 1965 a 2014, que presentaron su pico de desaparición en 2022 con 193 casos según el portal de datos de la Unidad de Búsqueda.