La “Capa Rosa” o “Capa Rosada” es un inusual fenómeno que se produce en el río Magdalena y genera una abundancia de pescado de forma inesperada.

Este fenómeno, que ha dejado boquiabiertos a doradenses y hondanos, está relacionado con derrumbes en los afluentes que desembocan en el río, generando un mayor flujo de lodo y sedimentos en el agua, y provocando que los peces emigren en busca de aguas con mejores niveles de oxígeno.

La “Capa Rosa”, un término que se refiere a la migración masiva de peces hacia zonas de aguas más favorables, ha sorprendido a pescadores y comunidad en general, ya que no se veía desde hace varios años. Los derrumbes en los afluentes del río Magdalena han resultado en un aumento drástico de lodo y sedimentos en el agua, lo que ha llevado a una disminución de los niveles de oxígeno. Como resultado, los peces han tenido que emprender un viaje en busca de áreas con una mejor oxigenación, creando un espectáculo de movimiento y actividad acuática inusual.

La comunidad pesquera local está experimentando una temporada excepcionalmente productiva gracias a este fenómeno natural. Los pescadores han informado de capturas abundantes y variadas, lo que ha impulsado tanto la economía local como el ánimo de la comunidad. Este evento ha brindado una oportunidad única para aquellos que dependen de la pesca como sustento, ya que han encontrado una ventana de abundancia en medio de este cambio en el ecosistema fluvial.
Aunque los derrumbes en los afluentes aún están siendo objeto de estudio y análisis por parte de expertos, el fenómeno de la subienda de pescado ha dejado en claro la sorprendente capacidad de la naturaleza para adaptarse y crear situaciones inesperadas. Los habitantes de La Dorada se han volcado a las orillas del río Magdalena para ser testigos de este espectáculo, mientras los pescadores continúan disfrutando de una temporada de pesca excepcional que les recordará la importancia de preservar y comprender los misterios del mundo natural.

A medida que la “Capa Rosa” continúa su curso, la comunidad espera con anticipación el desenlace de este fenómeno y su eventual impacto en el ecosistema fluvial. Mientras tanto, los pescadores de La Dorada siguen celebrando la inusual abundancia y oportunidad que les ha brindado este fenómeno único en el río Magdalena.